viernes, 21 de enero de 2011

Novedades Científicas

Cuando los niños autistas se estresan, a menudo no lo demuestran. En cambio esa tensión puede crecer hasta hacerles sufrir una crisis, lo cual puede acabar en agresiones hacia los demás e incluso auto-lesiones. Dado que los niños autistas a menudo no entienden o no expresan sus emociones, sus maestros y otros cuidadores pueden tener dificultades para anticipar y prevenir estos ataques.
Un nuevo dispositivo desarrollado por Affectiva, con sede en Waltham, Massachusetts, detecta y registra las señales fisiológicas de estrés y la emoción mediante la medición de ligeros cambios eléctricos en la piel. Esta medida, llamada conductancia de la piel, llega décadas siendo utilizada por investigadores, médicos y psicólogos en entornos clínicos o en laboratorios, ahora, un dispositivo en forma de pulsera llamado Q Sensor permite hacer un seguimiento de la tensión durante las actividades diarias.
El sensor almacena o transmite al portador los niveles de estrés durante todo el día, dando a los médicos, cuidadores y los propios pacientes una nueva herramienta para la observación de reacciones. Esos datos podrían brindar una forma objetiva de ver lo que afecta a una persona autista positiva y negativamente, dice Rosalind Picard, directora del Grupo de Investigación en Computación Afectiva en el MIT y co-fundador de Affectiva. El sensor fue presentado el mes pasado en la Cumbre sobre el Futuro de la Tecnología Médica de 2010 en Cambridge, Massachusetts.
“Esta tecnología ciertamente suena interesante”, dice la especialista en autismo Helen Tager-Flusberg, directora del Laboratorio de Desarrollo en Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Boston. De mismo modo, asegura que los sensores necesitan datos rigurosos que demuestren su veracidad, pero “la promesa de nuevas tecnologías como ésta puede mejorar nuestra eficacia para trabajar con personas con autismo en la vida diaria.”
Cuando una persona – autista o no – se somete a experiencias que generan estrés, entra en una especie de estado de “huida o lucha”, y la humedad se acumula bajo su piel (a menudo conduce a sudoración) como una respuesta del sistema nervioso simpático. Este aumento de la humedad hace que la piel sea mejor conductor de la electricidad. Los sensores de conductancia de la piel envian un impulso eléctrico pequeño a un punto de la piel y miden la fuerza de la señal en otro punto sobre la piel para detectar su conductividad.
“Cuando uno ve esta respuesta, no se puede asegurar que definitivamente se deba al estrés, pero algo ha cambiado”, dice Picard. “Puede deberse a una emoción, al dolor, o algo o alguien en el entorno que les sobresaltó. La humedad bajo la piel no es un indicativo del motivo pero, algo está pasando en el entorno y eso te permite saber que has de buscar un desencadenante de ese estado”. Además agrega que el tener pistas sobre los niveles de estrés de una persona, que de otro modo no podrían ser detectables, podría dar a los médicos y los investigadores una visión mayor y, posiblemente, una manera de anticipar conductas nocivas asociadas al autismo, como golpearse la cabeza. Los médicos pueden tratar de identificar y bloquear la fuente de estrés y aprender que actividades restauran la calma en los pacientes.
“He estado haciendo esto durante 25 años, y es una de las cosas más emocionantes que he visto,” dice Kathy Roberts, fundadora y directora ejecutiva de la Giant Steps School, un instituto de Fairfield, Connecticut, para niños con autismo , muchos de los cuales no hablan y necesitan del uso de tecnologías de apoyo, como el la pantalla táctil de un IPAD, para comunicarse.
La escuela ha estado usando los medidores Q Sensor durante seis meses para que los terapeutas puedan saber qué actividades – como técnicas de relajación, o ejercicios de respiración – afectan el bienestar de los estudiantes. Aparte de tener dificultad para comunicarse, muchos de los estudiantes tienen problemas para entender sus sentimientos.“A menudo los estudiantes realmente no puede describir su estado interno. Lo que estos sensores nos permite hacer de forma directa, es ver este estado interior de una manera muy concreta”, dice Roberts.
Y agrega que el sensor resulta mucho más fácil y menos molesto para los estudiantes con autismo que estar sentado frente a un monitor realizando un feedback, un método tradicional para el análisis de los estados emocionales. Roberts cree que los sensores tienen el potencial de descubrir más sobre el sueño – que preocupa a muchos niños autistas – e incluso podría proporcionar una detección temprana para crisis convulsivas.
La versión beta del producto estará disponible para investigadores y educadores en noviembre y costará al rededor de2.000 dólares, dice Picard. De todos modos, advierte que la mayor conductancia de la piel no es una medida absoluta de la tensión, porque se aplica a la excitación y angustia y la información debe ser evaluado en su contexto. Además, los niveles de estrés pueden ser difíciles de detectar con precisión cuando el usuario está tomando medicamentos o tiene déficit de atención con hiperactividad o trastorno por déficit de atención.
El Q Sensor puede ser usado como parte de una pulsera o un módulo más pequeño que puede deslizarse por debajo de una gorra de béisbol para que sea discreto. Después de diversos ensayos de campo, la empresa de Picard se dedicó a diseñar un dispositivo especial para niños: el sensor real – cuyo tamaño es de cerca de 4 centímetros cuadrados- se pueden ocultar discretamente y aparentar ser una simple pulsera.
El dispositivo también tiene un sensor de temperatura para ayudar a corregir errores: puede distinguir, por ejemplo, cuando un usuario entra en una habitación con alta temperatura o está teniendo una reacción emocional. También tiene un reloj, una batería recargable que dura un día, un botón externo que permite diversas anotaciones, y un sensor de movimiento de tres direcciones. (Es capaz de distinguir, por ejemplo, cuando se está sentado o cayendo)
Para descargar los datos, el cuidador o el usuario puede conectar el sensor en PC o Mac a través de un puerto USB y utilizar el software para ver, comparar, y anotar los datos con descripciones de los acontecimientos durante los períodos de baja y alta tensión.
Aunque Picard se ha centrado principalmente en el uso del sensor con niños autistas, un equipo del Hospital de Niños de Boston está usando los sensores en pacientes epilépticos con el fin de entender más acerca de la aparición de las convulsiones. Y un grupo de investigación en el Massachusetts General Hospital planea colocar los sensores en los bebés para controlar el crecimiento normal del sistema nervioso autónomo.
Monica Werner, directora del Programa Modelo de Asperger en la escuela Ivymount, en Rockville, Maryland, para niños con dificultades de aprendizaje y autismo, planea usar el dispositivo para ayudar a estudiantes desde segundo a décimo grado a mejorar y moderar sus emociones.
Ella espera que pueda dar lugar a métodos más sutiles para reducir el estrés en un niño, debido a que algunos tipos de intervención puede agravar la ansiedad.
“La belleza de este dispositivo es, que es una manera de proporcionar información e intervenir de un modo mucho menos intenso”, dijo Werner. El sensor puede trabajar conjuntamente con una aplicación en el iPod Touch que permite a los estudiantes informar sobre cómo se siente durante una clase. Al final del día, los maestros podrían discutir los informes de los estudiantes y los signos fisiológicos, para averiguar lo que salió mal y cómo resolver mejor los problemas. Finalmente, Werner espera hacer uso de lo que ella llama “el Santo Grial”: información en tiempo real, que entra dentro de los planes de la compañía Affectiva para una versión posterior del dispositivo.
“Es importante para aquellos de nosotros que somos terapeutas y maestros saber en tiempo real que está pasando”, concluye.
FUENTE: Sensor detects emotions through the skin

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